02 agosto 2025

Diario: Una semana en mi vida

 Diario: 21 - 27 de julio

Queridx lectorx, esta carta es un poco diferente a todas las que te he escrito en el pasado. Resulta que uno de mis formatos de video favoritos es el vlog; disfruto mucho ver fragmentos de la cotidianidad de la gente, conocer a qué se dedican y darme cuenta de que sus vidas personales son tan ricas y complicadas como la mía. Entre mis vloggers favoritas están Clara, de Wholeheartedly, clarah y Cath, de cups and thoughts. También disfruté mucho de la época Booktuber de Fa Orozco y de los experimentos de escritura de Kate Cavanaugh.
    Una parte de mí siempre se preguntó cómo sería hacer un video de ese estilo, un "A week in my life" sobre mi propia cotidianidad. Como no tengo canal de YouTube (y como suelo ser penosa ante las cámaras), decidí intentar hacer este experimento por aquí. Aprovecho esta época de transición tan extraña que estoy viviendo, porque me imagino que en el futuro, cuando tenga un trabajo estable y/o tenga que estarme trasladando diario a una oficina, no podré dedicar días enteros sólo a leer y escribir.
    Así que... aquí hay un pedazo de diario; una semana en mi vida :)


Lunes 21 de julio
Comencé el día un poco desganada. El fin de semana pasado tuve una fiesta (¡la graduación de uno de mis mejores amigos!) y el cuerpo todavía me lo estaba cobrando. Perseveré. Como sigo intentando superar mi adicción a las redes sociales, desayuné junto a mi libro en vez de junto a mi celular. Estaba leyendo Lolita. Avancé unas treinta páginas.
    Después de tender mi cama y cambiarme de ropa, despejé mi escritorio; estaba lleno de papeles, pañuelos y tickets de compra (nunca sé cuándo deshacerme de ellos). Acomodé todo y luego me dispuse a organizar la semana. Llevo tanto una plantilla semanal en Notion como un Bullet Journal físico, porque me gusta lo accesible que es el primero y lo tangible y permanente que es el segundo. Me gusta la idea de llevar un registro de mis pendientes; más de una vez me he asombrado con lo mucho que cambia mi vida de un año a otro.
    Dediqué parte de la tarde a mi trabajo en la Gaceta Queer (soy la coordinadora del área de Corrección de Estilo). Asigné los textos a los correctores (estamos empezando a trabajar en el octavo número de la revista) y luego revisé unos diseños pendientes del número que se va a publicar apenas, el próximo 3 de agosto.
    Eso fue todo lo que pude hacer porque llegaron unas amigas de mi hermana a la casa y la temperatura fue bajando conforme fue avanzando la tarde, lo que para mí significa que me empezó a doler la espalda (tengo dos barras y varios tornillos en mi columna) y tuve que recostarme. Me quedé dormida. Me desperté hasta la tarde-noche, antes de comer. Mi hermana y sus amigas prepararon pastel de chocolate.
    En la noche me puse a leer y logré terminar Lolita antes de la media noche. Escribí una mini reseña en mi diario antes de irme a dormir.


Martes 22 de julio
Me desperté con el ruido del Eras Tour de fondo. Mi hermana estaba viendo videos de las canciones sorpresa en la sala. Desayuné y vi videos con ella (las dos extrañamos esa gira). Tendí mi cama, me bañé y cambié de ropa y luego me puse a enviar los textos de la Gaceta Queer a sus respectivos correctores antes de entrar a llamada con mi asesor de tesis. Después de mi retroalimentación, vi La sirenita (2023) con mi hermana.
    Para la comida pedimos pizza y maratoneamos parte de la segunda temporada de Silo (2023- ), una serie distópica protagonizada por Rebecca Ferguson. Se está volviendo una de nuestras favoritas; cada episodio hay un giro de trama inesperado, y todo el tiempo me siento al borde de un ataque de ansiedad ––esto es, que está magníficamente manejada la tensión en la trama—; suena raro, pero la recomiendo muchísimo. Me recuerda un poco a la saga de Los juegos del hambre y al primer libro de la trilogía de Electro, de Javier Ruescas y Manu Carbajo.
    En la tarde-noche regresé a mi trabajo en la Gaceta Queer. Publicamos un póster promocional para nuestro evento de aniversario y revisé el diseño de un texto titulado "Querida mujer maravilla", el cual seguro encontrarás aquí.
    Ya en la noche, continué con la escritura de mi proyecto de tesis. Puedo sentir el final de este trabajo cada vez más cerca, y eso me asusta y me emociona en partes iguales. Escribí un rato en mi libreta y luego me fui a dormir.

Miércoles 23 de julio
Volví a intentar leer mientras desayunaba. Esta vez elegí Evenings and weekends, la primera lectura de Inklings, el club de lectura de Jack Edwards. Llevo tiempo siguiendo a Jack en YouTube, pero siempre he sentido que nuestros gustos literarios no son 100% compatibles. Esta lectura me lo confirmó; por más que quise avanzar, no agarré el hilo de la historia y se me cerraban los ojos.
    Tendí mi cama y me cambié de ropa, luego puse a lavar una tanda de ropa sucia. Generalmente dedico el día entero a lavar ropa, porque el estarse agachando a poner la lavadora y luego estirándome para tenderla supone un esfuerzo enrome para mi cuerpo. Mientras esa primera tanda daba vueltas, me preparé un té y seguí leyendo, aunque con poco éxito. Cuando estuvo lista, tendí esa ropa y puse a lavar otra tanda. Mientras esperaba a que esa estuviera lista, platiqué un poco con mi amiga Ari (Ari, si lees esto, tqm<3).
    Comí con mis hermanos y seguimos viendo la segunda temporada de Silo. Cuando nos dimos cuenta, estábamos terminando la serie y afuera ya había anochecido. Ahora no podemos esperar a que salga la tercera (¡ya la terminaron de grabar!).
    Aproveché para escribir un ratito y luego me fui a dormir :)

Jueves 24 de julio
Desayuné con mi hermana y luego nos pusimos a ver videos del detrás de cámaras de Silo. Le dije que había soñado con la serie (lo que me ha pasado con varias de mis historias favoritas), casi como si fuera lo único en lo que podíamos pensar en ese momento. Encontramos una playlist de Adam Savage's Tested sobre su visita al set de la segunda temporada. La vimos completa.
    En la tarde, comencé la corrección de estilo de dos textos del número 8 de Gaceta Queer, luego comí con mis hermanos y vimos un par de episodios de Brooklyn 99, otra de nuestras series favoritas. La hemos visto un millón de veces, pero no importa; nos sigue pareciendo graciosa.
    Intenté seguir leyendo Evenings and weekends, pero me morí de aburrimiento. Me pregunté si mi problema se solucionaría leyendo la edición traducida al español y tuve la tentación de salir a buscarla en alguna librería cercana. Al final me convencí de que no valía la pena gastar más en un libro que no estaba disfrutando y probablemente no iba a disfrutar.
    Interrumpí mi lectura para lavar trastes y luego vi YouTube antes de irme a dormir.

Viernes 25 de julio
Este fue mi día libre. Desayuné y vi el último videoensayo de The Book Leo, luego barrí todo el departamento y esperé a que llegara mi pareja a mi casa. En la noche salimos con mi familia a cantar karaoke :)

Sábado 26 de julio
Desayuné, tendí mi cama y perdí mucho tiempo en Instagram. Guardé la ropa limpia que me faltaba (lo llevaba posponiendo desde el jueves y se me había olvidado).
    En la tarde entregué un colchón inflable que nos habían prestado el fin de semana pasado (hice pijamada con mis amigues antes y después de la fiesta de graduación) y luego hice la corrección de estilo de dos textos más de Gaceta Queer.
    Este fue el día que decidí abandonar por completo la lectura de Evenings and weekends. Los personajes se me hicieron súper aburridos y malas personas; terminé más frustrada que interesada. Me puse triste porque en verdad quiero formar parte del club de lectura de Jack Edwards, pero la realidad es que ni siquiera me gusta la aplicación que están utilizando para los foros de discusión. Seguiré al pendiente de sus siguientes lecturas, pero me iré con más cuidado y valoraré si el libro me interesa o no antes de ponerme a leer.

Domingo 27 de julio
Me desperté temprano para ir a desayunar con mi abuela y uno de mis tíos. Platicamos de películas y libros, y de cómo van cambiando los cuerpos con el paso de los años (más dolores de espalda, menos resistencia a la hora de hacer ejercicio). Duramos como tres horas en el restaurante.
    Cuando regresé a casa, me puse a escribir en mi diario. Luego me quedé dormida.
    En la tarde avancé con la redacción de mi tesis, comí con mi familia y comencé Hasta que comienza a brillar, una antología de cuentos organizada por Artemisa Téllez. Estrené mi lamparita de lectura y fui muy feliz. Descubrí que me gusta mucho cómo escribe Rosamaría Roffiel y ahora tengo la certeza de que voy a seguir leyéndola en el futuro.


Creo que eso es todo por ahora, queridx lectorx. Cuéntame, ¿cómo te ha ido estos días?
    Muchas gracias por leerme <3




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